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Cada día que pasa recibo nuevas llamadas de personas que desean colaborar o que simplemente se prestan para interceder ante empresas que pueden prestar su ayuda. Este gesto que les enorgullece y que los engrandece, pienso que es un claro ejemplo de compromiso con la sociedad, especialmente con los más desfavorecidos, con los que como decia alguien "están condenados a la nada antes de nacer". Sin embargo hay otras muchas personas que no son capaces de mover un solo dedo por los demás y que basándose en la incredulidad o en el excepticismo como justificante de su conducta nunca o casi nunca han propiciado un acercamiento a la virtud de la generosidad.
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