lunes, 15 de septiembre de 2008

EL CONTAINER LLEGÓ.


El martés en la noche llegaba al Convento de nuestras monjas el container procedente de Callao. 7 horas de transporte por carretera pusierón el punto final a un viaje marcado por la burocracia naviera y por un cúmulo de trámites aduaneros, que de no haber nos topado con la suerte y con la tozudez de nuestro equipo hoy el container estaría depositado en algún almacén del puerto sumando tasas de depósito. Me comentaba la madre Rosa que hace unos meses unas monjas de España tuvieron la osadia de llevar un container en idéntidas condiciones a las nuestras, pero con peor suerte, dos meses despues cuando sus recursos económicos no les permitian pasar ni un día más en ICA dicidieron regresar a casa desistiendo del container y con la coléra de no haber hecho realidad su sueño. En este momento el container duerme en un cementerio olvidado para siempre.
Pero nuestro trabajo continuaba y nuestro reto en este momento era distribuir los 5.300 kilos de ayuda granadina en los dos dias que nos quedaban antes de coger el vuelo que nos traería a casa. El equipo SOSPERUICA entregado en cuerpo, alma y corazón, acometió la tarea como si de un nuevo reto se tratara. Si habiamos conseguido superar cuantos obstáculos y zancadillas, ahora con la ayuda en nuestras manos no podiamos permitirnos el lujo de fracasar. Dos equipos, con sendos camiones encarabamos sin apenas luz del día el reparto de la mercancia. A nuestra llegada al lugar de reparto, en ocasiones sin previo aviso, se daban cita niños, adultos, ancianos, todos sin excepción a recoger lo que proporcionalmente les correspondian. Pantalones, Camisas, Camisetas, Gel de Baño, Cepillos de dientes, Gafas, Material escolar, etc. La gota de violeta, un liquido desinfectante, anunciaba a los repetidores que no debian ocupar cola dos veces. Aún así y en contadas ocasiones, algunos optaban por frotarse la mano una y otra vez hasta ver desaparecer el penetrante liquido que los delataba como perceptores de la ayuda. Gajes de la necesidad o la avidez del picaro pocos muy pocos optaban por estas practicas poco solidarias, porque aún cuando la miseria cohabita en cada rincón de las zonas más marginales la decencia, el respeto y la honestidad es algo de lo que los iqueños tambien presumen.

No hay comentarios: