lunes, 22 de septiembre de 2008


Ica, un año después



AGUSTÍN MARTÍNEZ / ANA MARÍA JIMÉNEZ / JOSÉ LUIS SALAMANCA El viernes 5 de septiembre y después de un mes de navegación cruzando el Atlántico, un contenedor con más cinco toneladas de ayuda humanitaria procedente de Granada, arribaba al puerto limeño del Callao, lugar del que tantas riquezas salieron del Perú, a bordo de galeones españoles, rumbo a puertos andaluces. Cinco mil kilos de solidaridad, generosidad y corazón que instituciones, entidades y particulares de nuestra provincia pusieron en manos de la UPA (Unión de Pequeños Agricultores) para intentar paliar, en lo posible, la brutal destrucción y miseria provocada por el terremoto del 15 de agosto de 2007, que se llevó por delante la vida de casi mil personas, y dejó sin hogar a más de veinte mil familias.Los cooperantes granadinos habían vuelto a Perú -por quinta vez en los últimos doce meses- para distribuir esa ayuda y hacer llegar lo más elemental a miles de personas que hacen del nombre de Granada sinónimo de supervivencia.El primer despertar en Ica volvió a recordar que el origen del desastre puede repetirse en cualquier momento. A las siete y media de la mañana del viernes día 5 -con casi 24 horas de viaje en el cuerpo y escasamente tres de sueño- la tierra volvió a temblar violentamente. Como si se tratara de un despertador ciclópeo, un terremoto de cinco grados en la escala de Ritcher nos despertó violentamente y volvió a sembrar el terror en la, ya de por sí, durísima vida de los iqueños. La prensa local hablaba de decenas de casas destruidas, así como parte del cementerio de Ocucajo.A la espera de poder disponer del contenedor granadino -y crean ustedes que algo así en Perú, es una tarea titánica-, la misión de cooperación de la UPA llevaba una semana recorriendo las zonas más miserables de Ica para llevar asistencia médica a quienes, desde que se produjo el terremoto, no habían tenido la oportunidad de recibirla.El doctor Andrés Eneque, uno de los profesionales más generosos que puedan imaginar, junto a Nicolás Chica, visitaron, diagnosticaron y facilitaron tratamiento a más de dos mil quinientas personas. Jornadas maratonianas que comenzaban con el alba y concluían bien entrada la noche en lugares donde la luz eléctrica o el agua corriente son lujos impensables.Nuestro ´Chaman´, porque Eneque cura las almas y lo intenta con los cuerpos, trabaja para su gente, en condiciones del siglo XVIII, aunque con la formación del XXI. Granada le ha aportado lo más elemental: capacidad y autonomía para poder luchar por los suyos y la suficiente autoestima como para sentirse orgulloso por ello.Paralelamente, otra parte del equipo se fajaba en los despachos de las diferentes administraciones - Municipalidad, Gobierno regional, Asociación en Defensa de los Derechos Humanos, Colegio de Ingenieros, Cámara de Comercio, Universidad, asociaciones de padres y vecinos o Diócesis, entre otras, para conseguir los compromisos necesarios, imprescindibles, que permitan abordar el ambicioso proyecto que la UPA va a desarrollar en aquella tierra y que pasa por la construcción de un centro de recursos que genere la economía, el empleo, la formación y la seguridad suficientes como para que quienes puedan beneficiarse de esos servicios inicien una nueva vida que merezca ser llama como tal. Un centro que espera poder conseguir la financiación de la Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Cooperación, y que coordinará todas las actuaciones ya realizadas por la misión de cooperación granadina, que se traducen en la construcción de seis comedores y centros de recursos, tres guarderías, tres talleres textiles y artesanales y cinco viviendas para familias en situación crítica.Colaboradores. Emociona recorrer las arenas de Ica y toparse con los nombres de Armilla, Atarfe, Peligros, Diputación de Granada, Armilla Solidaria, Cijuela, Jun, Junta de Andalucía, Descubre tu Ciudad, Láchar, Fuentevaqueros y Chauchina. Son los pueblos, ciudades, instituciones, incluso programas de televisión que han aportado los fondos necesarios para levantar el principio del futuro.Lo mejor estaba por llegar, aunque por poco no llega nunca. El lunes 8 de septiembre, a las cinco de la mañana, los cooperantes granadinos emprendieron el viaje hasta Callao, les esperaban ochocientos kilómetros a través de la Panamericana, una de las carreteras más fascinantes y arriesgadas del planeta. El objetivo: conseguir como fuere el contenedor que había llegado desde Granada y que una burocracia mastodóntica amenazaba con bloquear ´per sécula seculorum´.Doce horas echando mano de todos los recursos imaginables y con la inestimable colaboración de Cáritas Internacional, la Oficina de Cooperación del Ministerio de Salud, los Padres Vicentinos y, como no, dos maravillosas mujeres que no salieron de sus despachos en el servicio de aduanas hasta mucho después de concluida su jornada laboral y sólo cuando el dichoso contenedor por fin había sido encontrado, despachado y entregado a un grupo, al que le faltó poco para quedarse a vivir dentro de él. Valió la pena. Es difícil imaginar para quienes, como nosotros, disfrutamos de todo aquello que nos ofrece el primer mundo, la emoción que sintieron los médicos del Hospital Regional y del de Socorro cuando a media mañana del miércoles, día 11, fueron desembalados los equipos médicos donados por el Hospital Materno Infantil de Granada. Pese a ser importante, lo de menos son los 200.000 euros de su coste de mercado, frente a la posibilidad de que con ellos muchos niños iqueños podrán llegar a ser adultos sin perder la vida por el camino.Sin un minuto de pausa, tocaba repartir más de ocho mil gafas, centenares de botes de gel y champú, camisetas, mochilas, vestidos, pantalones, cepillos de dientes, cuadernos, libros, chandals, anoraks, caramelos, gorras y un largo etcétera. Una auténtica lluvia de objetos, intrascendentes para nosotros, pero que convirtieron el 11 de septiembre en día de Reyes Magos en Ica.Nada hubiera sido posible si la madre Rosa, la hermana Sagrario y Sor Milagros no nos hubieran acogido y alimentado, si el doctor Eneque no hubiera velado día y noche por nuestra salud, si su colega Montalvo no nos hubiera abierto las puertas de los hospitales, si el padre Rosendo no se hubiera convertido en nuestro consignatario en Ica, si Julio no fuera nuestro ángel de la guarda, si Anita no hubiera convencido a los "prohombres" de Ica de que tienen que colaborar con este proyecto, si Salamanca no hubiera aparcado su cámara para convertirse en el mejor descargador de muelle que jamás hayamos conocido, si Mirelli e Isabal no continuaran con el día a día y si a ´Nico´ no se le hubiera ocurrido que teníamos la obligación de echar una mano. A todos gracias.Tres horas de sueño y toca regresar, Ica-Lima, a través de la Panamericana; Lima-Bogotá, siete horas de escala; Bogotá-Madrid y, por fin, Madrid-Granada. En total, 36 horas de viaje para recordar, agradecer y programar la siguiente misión, que solo será posible con la solidaridad granadina.

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