jueves, 25 de junio de 2009

Nuestro segundo día




Aunque la diferencia horaria es de siete horas en el mundo de la TIC las diferencias parecen de siglos, no obstante, nuestra constante insistencia y sobre todo paciencia ha conseguido que un día después, es decir hoy, a las 6 de la mañana, allí las 13 horas podáis conocer lo que hicimos el primer día, exactamente nuestro lunes, es decir vuestro martes. Fuera de este galimatias, os diré que no pasa día que no me sorprenda, ya lo dice mi compañera de fatigas y autobatizada manceba Mari Trini...yo pensaba que esto estaba mal pero está un poquitín peor, sin embargo el poder definir y valorar la situación de Ica le permitirá en mucho tiempo recordar una experiencia para cualquiera imborrable, para ella extraordinarimente imborrable.
Ayer comenzaba el día con la imprescindeble compra de medicamentos en la DIGEMID, algo así como la Dirección General de Salud (proveedor de fármacos a los hospitales). Comatrana y Laura (cooperante de la campaña SOSPERUICA en estas tierras), nos esperaban a la puerta de la Iglesia del poblado, junto a una larga cola de pacientes impacientes a la llegada del coche de Julio, muy conocido y que ya lo identifican con el seudónimo de coche de los españoles, la mañana se saldó con un total de 153 enfermos. Paralelamente nuestra presencia en la zona nos lleva a la contínua apagada de fuegos. Situaciones, personas, casos, de extrema gravedad vinculados a la falta de comida, a la ausencia de techo para dormir, a negligencias médicas o al traslado masivo de un poblado entre cuyos moradores destaca el caso de dos niñas 15 y 16 años, madres de un niño, que duermen debajo de un plástico cuya capacidad de acumular temperatura puede superar los 40 grados al mediodiodía y no sobrepasar de 7 en las frías noches iqueñas. Hoy si no pasa nada esas dos madres prematuras dormirán en una choza de esteras y plástico aislante, el importe de la construcción 362 soles, (al cambio 95 euros)permitirán amortiguar el crudo invierno. Esto es el pan de cada día, esteras, plástico, barniz, comida, medicinas, pero sin duda lo más inverosímil nuestra última compra de ayer unos clavos para reparar la mano fracturada de un niño de 13 años, el CIS (sistema público de beneficiencia) asume los costes del cirujano pero no el de las abujas necesarias para qué sus huesos suelden y queden con la movilidad necesaria.
Escribo mis últimas palabras con la certeza de que hoy nos encontraremos con nuevos casos de juzgado de guardia y con el compromiso de superar la cifra de 402 pacientes atendidos por nuestros médicos Eneque y Montalvo. Aprovecho para dar la bienvenida a Isa que hoy se incorpora al grupo.

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